Bad Bunny lo volvió a hacer. Con su más reciente lanzamiento, “Debí Tirar Más Fotos”, no solo reafirma su posición como uno de los líderes de la música global, sino que también rompe esquemas y redefine la conexión con sus audiencias. “DTMF” no es solo un disco; es un masterclass de marketing cultural. Este álbum es un manifiesto. Un homenaje a Puerto Rico que explora su identidad en un contexto globalizado con letras que resaltan la historia, la riqueza, la resistencia de los habitantes y la belleza de la isla. Es un disco tributo a sus raíces y una denuncia social ante el abandono de las autoridades.

Benito va más allá de simplemente cantar bien o ser comercial. Busca conectar con su identidad y la de su público mezclando géneros tradicionales con beats modernos, creando un puente entre generaciones y culturas. Esto lo convierte en un factor clave para las marcas:  conectar con las raíces es conectar con el alma. ¿Es esta una lección de Marketing emocional? Totalmente.

Pongámonos en situación: ¿Cuántas veces hemos pensado en esos momentos que no capturamos con una foto? Muchísimas. Ese es el sentimiento de este nuevo álbum. El título por sí solo ya nos golpea en el alma con una reflexión sobre el paso del tiempo, utilizando la nostalgia como un gancho emocional para conectar con emociones universales. Las marcas deberían aprender de esto: lo emocional siempre vende más que lo funcional.

Profundizando en el contenido del álbum, si algo define a Bad Bunny es su capacidad de romper fronteras en los géneros, y en este trabajo lleva esa filosofía hasta el espacio. Mezclas de trap, reguetón, baladas y sonidos alternativos, abren las puertas a audiencias que antes se resistían al reguetón. Esto no solo atrae a sus fans tradicionales, sino también a públicos alternativos que suelen ser más críticos con el género. Una estrategia poco usada, pero muy efectiva cuando queremos expandirnos a nuevos negocios, conectarse con nuevos públicos hablando su mismo lenguaje y tocando esa fibra que influye en la emoción; si llevamos esto a un entorno corporativo, construir una imagen desde la experiencia en la que el cliente se conecte con mi marca.

Benito no solo hace música, crea movimientos. Con este disco, refuerza el sentimiento de comunidad entre sus fans, quienes se ven reflejados en sus letras y comparten sus mensajes en las plataformas, generando tendencias y posicionándolo de manera orgánica en el mercado.

En lugar de seguir el manual típico del marketing, Bad Bunny se salió del molde. No hubo prensa tradicional ni estrategia predecible. Hubo coordenadas de Google Maps que invitaba a las personas a explorar Puerto Rico; un recorrido de una camioneta ranchera amarilla por las calles de Madrid y la creación de una narrativa que hizo que muchos nos sintiéramos parte de algo más grande, algo auténtico, porque, siendo honestos, en un panorama saturado de mensajes pulidos con una perfección artificial, lo que realmente nos toca es lo imperfecto. Lo humano, lo auténtico.

Con todo esto, en vez de promocionar el álbum de una forma invasiva y haciendo ruido innecesario, el Conejo Malo, ha optado por honrar a Puerto Rico y vender más que un álbum, una conexión con el público. Un impacto a su audiencia y fans, pero también a artistas que han visitado su país, entre ellos Carlos Vives y Bomba Estéreo, quienes han impulsado las visitas a su país.

“Debí Tirar Más Fotos” no es solo un álbum, es una experiencia que juega con nuestras emociones, expandiendo los límites del reguetón y demostrando que Bad Bunny va un paso adelante en la música y en el marketing. Su capacidad para conectar con audiencias diversas, manejar objeciones y construir comunidad lo consolida como un referente no solo en la música, sino en la cultura global. En conclusión, si eres una persona que quiere explorar nuevos ritmos o tener una nueva experiencia inmersiva pero también cultural, ¿Qué esperas para escuchar “Debí Tirar Más Fotos”? Porque en pocas palabras: Benito la rompió de nuevo.